domingo, 27 de enero de 2013

[Episodios] Ambassador 12. Fin de la aventura.



Dentro de la nave industrial, los personajes se percatan que no pueden pasar a la nave de al lado, ya que no hay puerta alguna para ello. Es más, la pared de media nave es la roca del asteroide donde están. Dando un rápido repaso de la situación, pueden observar como la nave es rectangular, con una puerta para personal, por la que han entrado, y una puerta por la que puede entrar un vehículo algo más grande que una voladora. Al final de la nave, en el lado opuesto a las puertas que dan a la calle, se encuentra una zona con una exclusa, para el amarre de lanzaderas de carga y descarga de los materiales. Y el resto de la nave, polvo de hace mucho tiempo que se ha ido depositando en el suelo.



También, después de recapitular en la situación en la que se encuentran, se percatan que dos sensores de movimiento y una cámara de vigilancia, es realmente poca seguridad para un local que pueda estar el jefe de la mafia, por lo que es casi seguro que sólo se  trata de un garito de juego. Asaltarlo sigue siendo una buena opción, pero no para coger al jefe de la mafia, sino para recabar información.


El plan inicial de pasar a la nave de al lado para hacer un asalto por la pared, empieza a desvanecerse, ya que necesitarían de explosivos que en estos momentos no poseen. Pero en una nueva mirada más minuciosa de la situación, Desty descubre una escalera de gato que sube por la pared metálica de la nave hasta el techo de la misma. Y en ella hay una trampilla que bien podría estar medo corroída por la ligera humedad que las máquinas de soporte vital de la zona deben poner para la habitabilidad de los seres vivos. Esta sube por ella, comprobando que la escalera es resistente, llegando hasta dicha trampilla. Desty desatranca la trampilla, dejándola en un lado del tejado de la nave. Este tejado es una superficie plana rodeada de un murete.

En una rápida inspección, Destry puede percatarse que el sistema de baja tecnología de los sensores de movimiento que hay en el casino clandestino, los muretes que rodean este tejado, muy posiblemente no los traspase, por lo que con cuidado y sin ruido, podrían desplazarse hasta el edificio objetivo. Aprovechando si cinturón gravítico, Desty se desplaza de edificio a edificio, sin tocar el suelo de la azotea de las naves, hasta llegar a la del garito clandestino.

En la azotea del garito, puede observar que la trampilla es nueva y ha sido cambiada, pero que el polvo del asteroide, que se posa en todas partes, denota que el paso de gente, muy esporádica, en el tejado es el del mantenimiento de los aparatos de aire acondicionado. Desty, haciendo uso de sus poderes Psi que posee, detecta que existen 2 grupos de dos personas en la planta más cercana al tejado, un individuo solitario en la planta intermedia y un número indeterminado de gente en la planta de abajo, pero puede detectar que se trata de mucha gente. El grupo, sin ruido pero caminando, llega hasta donde esta Desty. Moviendose con sumo sigilo, consiguen bajar hasta la planta superior, por lo que se percatan que 2 de los individuos, un hombre y una mujer, están “jugando” en un despacho, mientras que los otros dos, son Vargs que están vigilando, algo más separados, para que no suba nadie y moleste a los del despacho. Que no suban, pero parece que nadie les ha dicho nada sobre que nadie baje…


Ubik, gracias a las granadas con somnífero que le hizo hacer a Desty, dejan en fuera de juego a los Varg de una forma absolutamente silenciosa. Una vez desarmados, atados y con un chute extra de somnífero, entran en el despacho.

Lo que ven al entrar es algo… diferente a lo que se esperaban ver. El despacho es una oficina de unos 25 metros cuadrados, que más parece una cuchitril de tecnología 9 (más parecida a la de los años 70 de nuestra tierra), que el despacho de alguien que debe dirigir un negocio de apuestas como el que aquí tienen montado; teléfonos de cable de tecnología casi desfasada en la mayoría de planetas conocidos, documentos en papel por todas partes, un archivador, una silla de eskay negra de muy mal gusto, un par de sillas de madera que tenían más pinta de tener un par de siglos, que los pocos meses que realmente tenían. Y como no, un sofá a juego con la silla de eskay, tanto en el color como en el mal gusto. La chica que se oía reírse está en ropa interior, de pie delante del sofá, que al entrar el grupo, con las armas en mano y apuntando, la primera exclamación que hace es “¡no es justo, es mío!”. El “habitante” del despacho se encuentra desnudo en el sofá, con los pies esposados a las patas del mismo y con las manos, igualmente esposadas, pero a los extremos opuestos de la cabecera del sofá, totalmente indefenso y sobre el que la chica, a saber que le quería hacer. Desty separa a la desconocida, la cual se da a conocer como la novia del inmolado delante de la sala de conferencias y que ella sabe que el jefe del garito, por medio de chantaje, le había obligado a hacer lo que hizo, y esta quería hacerle pagar por lo realizado.



Después de que la chica se vistiera, y en vista que colabora con el grupo, mínimamente pero de forma sincera y voluntaria, desatan al interfecto, le visten mínimamente y lo dejan inconsciente, con el mismo chute que le han dado a los Varg, registran de arriba abajo el despacho. Encuentran la dirección de las oficinas centrales de  los capos mafiosos, cerca de las oficinas de la delegación de la megacorporación Delgado, así como 500.000 créditos en papel, en una arcaica caja fuerte que, curiosamente, la llave se guardaba en uno de los cajones de la mesa del despacho; esa mentalidad de prepotencia de los mafiosos…


Y ahora toca Salir. Como el jefe del garito está inconsciente, Desty le coloca el cinturón gravítico para poderlo desplazar cómodamente. Mientras suben la escalerilla metálica para acceder al tejado del garito, Maxwell, que se había quedado cerca de la escalera para bajar a los pisos interiores vigilando al individuo de la planta inferior, exclama “¡A la mierda!”, disparando con su fusil de plasma de NT-16, con batería energética incorporada en la culata del fusil, alcanzando de lleno al que vigilaba, consiguiendo que la mitad del cuerpo se desparrame a trocitos pequeños, sobre las mesas de juego que hay en la planta inferior. Debido al espectáculo que la gente observa (partes de cuerpo esparcidos sobre las mesas de juego y dos piernas que caen desde la planta superior), deciden en tropel y en estampida las 300 persona que hay en la planta jugando, salir por la puerta del local, en vista que la gente abandona las mesas, algunos sin pagar las apuesta y otros llevándose lo ajeno, los dos vigilantes de la puerta comenten el error de intentar parar a la gente con las uzi que llevan.
  

En vista de que ya no hace falta salir por el tejado, el grupo de personajes deciden salir con tranquilidad por la puerta principal. Ubik decide que es un bien momento para mirar en el habitáculo de cambio de dinero, a ver si puede encontrar algo interesante; Zak va al despacho de seguridad que hay al lado de la entrada, para ver si las cámaras de seguridad han pasado la información a algún otro sitio; Max observa que uno de los vigilantes de la entrada, todavía con la uzi en la mano, yace muerto dentro del local, cerca de la entrada, pisoteado por un centenar de personas desbocadas, mientras que a unos diez metros fuera del local, el segundo guardia, conmocionado por el atropello sufrido, intenta arrastrarse con el brazo sano que le queda, en una dirección errática, por lo que decide detenerlo, terminar de desarmarlo, meterlo dentro del local y atarlo para que no de problemas. Mientras tanto, Desty, ayudada por la desconocida, consiguen la información necesaria de boca del jefecillo del local.

Tal como empezaban a sospechar los personajes, esta mafia, que es la que el Sr. Corleone les indicó, es la mafia expulsada de los Mundos Espada. Según parece habían encontrado un gran arsenal olvidado de la armada, por lo que disponían de mucho armamento que vender y ninguna guerra cerca a quien poder venderlo (armamento de infantería, blindados, misiles, alguna nave de desembarco,…). El motivo del tinglado montado era para que durante la conferencia se produjeran malos entendidos entre los dirigentes y que entre alguno de ellos estallara un conflicto armado.

Diez minutos después, el grupo sale tranquilamente en dirección al vehículo, mientras informa a la policía de donde se encuentra el jefe mafioso y del motivo por el que han montado todo esto. Cargan en el maletero del gravítico en el que han llegado al sicario malherido de la entrada, y tres bolsas grandes negras de dinero que Ubik, mietras buscaba algo interesante, ha llenado del dinero que ahora no reclamará nadie y que, muy posiblemente, se quedará el estado de Glisten. ¡Ah, si! Ubik encuentra un dos botellas de bourbon de Deneb, muy apreciado en el sector, escaso y caro, así como una botella de Blue de Boulouban, licor que cada botella está valorada en casi 100.000 créditos; y como no, 2 bolsas de un polvo blanco del que Desty, en primera instancia indica que es droga orgánica de muy alta calidad y que pueden hacer, ambos, un gran negocio…



Antes de llegar al hotel, entregan al sicario y al mafioso a la policía. Por cierto, la chica realmente no era la novia del inmolado, era una policía en misión secreta, que estaba sus indagaciones igual que los personajes y, por medio de “seducción”, intentaba sacar información y desmantelar la banda mafiosa. Y entre los personajes presentes se reparten los 6 millones y medio de créditos que han conseguido sacar del tugurio del casino clandestino dentro de las tres bolsas negras grandes… un buen trabajo y un buen sueldo por el trabajo realizado.



Al llegar al hotel Julius les indica que se han ganado un descanso de 3 ó 4 días, que es lo que falta por terminar de la conferencia.  



Pues a descansar, a reponer fuerzas y a contar el dinero, los que hicieron el trabajo…